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Capítulo 5: EL AMBIENTE VIVO
Capítulo 5: EL AMBIENTE VIVOLa gente se cuestiona mucho acerca de los seres vivos: cu�ntas especies diferentes hay, c�mo son, d�nde habitan, c�mo se interrelacionan y c�mo se comportan. Los cient�ficos tratan de responder �stas y muchas otras preguntas acerca de los organismos que pueblan la Tierra. Particularmente, intentan desarrollar conceptos, principios y teor�as que permitan a cualquier persona comprender mejor el ambiente de los seres vivos. Los organismos vivos est�n hechos de los mismos componentes que cualquier otra materia, interviene el mismo tipo de transformaciones de la energ�a y se mueven utilizando los mismos tipos b�sicos de fuerzas. As�, todos los principios f�sicos que se comentaron en el cap�tulo 4 se aplican a la vida de la misma forma que a las estrellas, las gotas de lluvia y las televisiones. Pero los organismos vivos tambi�n poseen caracter�sticas que se pueden entender mejor a trav�s de la aplicaci�n de otros principios. Este cap�tulo ofrece recomendaciones sobre el conocimiento b�sico
de c�mo funcionan e interact�an los organismos vivos entre s� y con
su ambiente; se centra en seis puntos principales: 1. la diversidad
de la vida, reflejada en las caracter�sticas biol�gicas de los organismos
del planeta; 2. la transferencia de caracter�sticas hereditarias de
una generaci�n a la siguiente; 3. la estructura y funci�n celulares,
los bloques de construcci�n b�sicos de todos los organismos; 4. la
interdependencia de todos los organismos y su medio; 5. El flujo de
materia y energ�a a trav�s de ciclos de vida a gran escala; y 6. c�mo
la evoluci�n biol�gica explica la similitud y la diversidad de la
vida.
DIVERSIDAD DE LA VIDAExisten millones de diferentes tipos de organismos individuales que habitan la Tierra al mismo tiempo algunos son muy similares entre s�; otros, muy distintos. Los bi�logos los clasifican dentro de una jerarqu�a de grupos y subgrupos con base en semejanzas y diferencias de su estructura y comportamiento. Una de las distinciones m�s generales entre los conjuntos de �rganos se da entre las plantas, las cuales toman directamente su energ�a del Sol, y los animales, que consumen inicialmente los alimentos ricos en energ�a sintetizados por las plantas. Pero no todos los organismos est�n claramente definidos. Por ejemplo, existen algunos unicelulares sin n�cleos organizados (bacterias), que se clasifican como un grupo distinto. Los animales y las plantas tienen una gran variedad de formas corporales,
con diferentes estructuras generales y disposiciones de partes internas
para realizar las operaciones b�sicas de preparar o encontrar alimentos,
obtener energ�a y sustancias de �stos, sintetizar nuevos materiales
y reproducirse. Cuando los cient�ficos clasifican los organismos,
consideran primero los detalles anat�micos y despu�s la conducta o
el aspecto general. Por ejemplo, debido a rasgos como las gl�ndulas
secretoras de leche y la estructura del cerebro, las ballenas y los
murci�lagos se clasificanjuntos al ser m�s parecidos entre s� que
las ballenas con los peces o los murci�lagos con los p�jaros. En diferentes
grados de afinidad, los perros se clasifican con los peces por la
columna vertebral, con las vacas por el pelo y con los gatos por ser
carn�voros. La variedad de las formas de vida terrestre se evidencia no s�lo en el estudio de las semejanzas y diferencias anat�micas y conductuales entre los organismos, sino tambi�n en el estudio de similitudes y diferencias entre sus mol�culas. Las mol�culas m�s complejas que se sintetizan en los organismos vivos son cadenas de estas mismas pero m�s peque�as. Los diversos tipos de peque�as mol�culas son casi id�nticos en todas las formas de vida; pero las secuencias especificas de los componentes que constituyen las muy complejas son caracter�sticas de cada especie. Por ejemplo, las mol�culas de ADN son cadenas largas que unen s�lo cuatro tipos de mol�culas m�s peque�as, cuya secuencia exacta codifica la informaci�n gen�tica. La proximidad o lejan�a de la relaci�n entre organismos puede inferirse a partir del grado en que sus secuencias de ADN son semejantes. La afinidad de los organismos deducida de la similitud en su estructura molecular casi concuerda con la clasificaci�n basada en semejanzas anat�micas. La preservaci�n de la diversidad de las especies es importante para
la humanidad, ya que depende de dos cadenas alimentarias para obtener
la energ�a y los materiales necesarios para la vida: Una principia
con plantas y algas microsc�picas del oc�ano, e incluye a los animales
que se alimentan de �stas y a los animales que se alimentan de esos
animales. La otra comienza con plantas terrestres e incluye animales
que se alimentan de �stas, y as� sucesivamente. Las complicadas interdependencias
entre las especies sirven para estabilizar estas cadenas alimentarias.
Perturbaciones menores en un sitio particular tienden a originar cambios
que con el tiempo restauran el sistema; pero los trastornos graves
de las poblaciones vivas o sus ambientes pueden resultar en cambios
irreversibles en las cadenas alimentarias. Mantener la diversidad
aumenta la probabilidad de que algunas variedades fortalezcan su naturaleza
para sobrevivir en condiciones cambiantes.
HERENCIAEs muy com�n observar que la descendencia se parece mucho a los padres pero siempre presenta alguna variante: los hijos difieren en algo de los padres y de entre uno y otro de ellos. Por generaciones, estas diferencias se van acumulando, de tal manera que los organismos pueden ser muy distintos en comportamiento y aspecto de sus antepasados remotos. Por ejemplo, los seres humanos han criado animales dom�sticos y cultivado plantas para lograr en ellos las caracter�sticas m�s adecuadas; los resultados son modernas variedades de perros, gatos, ganado, aves, frutas y cereales, que son visiblemente distintos de sus ancestros. Tambi�n se observan cambios en granos, por ejemplo que son capaces de producir nuevas especies. De hecho, algunas ramas de descendientes de la misma especie progenitora son tan diferentes de otras que ya no se pueden cruzar entre s�. Las instrucciones para el desarrollo se transmiten de padres a hijos en miles de genes discretos, cada uno de los cuales, se conoce ahora, es un segmento de la mol�cula de ADN. La descendencia de organismos asexuales (clonas) heredan todos los genes de sus padres. En la reproducci�n sexual de animales y plantas, se fusionan una c�lula especializada de una hembra y una de un macho. Cada una de estas c�lulas sexuales contienen una mitad impredecible de la informaci�n gen�tica del progenitor. Durante la fecundaci�n, se fusionan una c�lula espec�fica masculina y una femenina, de lo cual se forma una c�lula con una serie completa de informaci�n gen�tica apareada, una combinaci�n de la mitad de la serie de cada progenitor. Conforme la c�lula fecundada se multiplica para formar un embri�n, y finalmente un individuo maduro, o una semilla, se replican las series combinadas en cada nueva c�lula. La clasificaci�n y combinaci�n de genes en la reproducci�n sexual da por resultado una gran variedad de mezclas gen�ticas en la descendencia de dos progenitores. Existen millones de posibles combinaciones diferentes de genes en la mitad asignada a cada c�lula sexual separada, y tambi�n hay millones de posibles mezclas de cada una de las c�lulas sexuales especificas masculinas y femeninas. Sin embargo, las nuevas combinaciones de genes no son la �nica fuente
de variaci�n en las caracter�sticas de los organismos. Aunque las
instrucciones gen�ticas pueden trasmitirse pr�cticamente sin cambios
por miles de generaciones, a veces llega a alterarse algo de la informaci�n
en el ADN de una c�lula. Pueden ocurrir de manera espont�nea supresiones,
inserciones o sustituciones de segmentos de ADN por errores aleatorios
en el proceso de copiado, o bien, orginarse por exposici�n a sustancias
qu�micas o radiaciones. Si un gen que ha sufrido mutaci�n se encuentra
en la c�lula sexual de un organismo, las copias de �ste se trasmiten
a la descendencia, llegando a ser parte de todas sus c�lulas y tal
vez d�ndole a los hijos caracter�sticas nuevas o modificadas. Algunas
de estas caracter�sticas pueden hacer que aumente la capacidad de
los organismos para crecer y reproducirse, en tanto que otras pueden
reducirla, y otras m�s pueden no causar ning�n efecto apreciable.
CÉLULASTodas las formas de vida que se autorreplican est�n compuestas de c�lulas desde las bacterias unicelulares hasta los elefantes, con sus muchos millones de c�lulas. Aunque unas cuantas c�lulas gigantes, como los huevos de gallina, se pueden ver a simple vista, la mayor parte de ellas son microsc�picas. Muchas de las funciones b�sicas de los organismos se llevan a cabo en el nivel celular: s�ntesis prote�nica, extracci�n de energ�a a partir de los nutrientes y replicaci�n, entre otras. Todas las c�lulas vivas tienen tipos similares de mol�culas complejas que intervienen en las actividades b�sicas de la vida. Estas mol�culas interact�an en una mezcla, de unos dos tercios de agua, limitada por una membrana que controla lo que entra y sale. En c�lulas m�s complejas, algunos de los tipos comunes de mol�culas est�n organizados en estructuras que realizan las mismas funciones b�sicas de manera m�s eficiente. En particular, un n�cleo encierra al ADN y un esqueleto prote�nico ayuda a organizar las operaciones. Adem�s de las funciones celulares b�sicas comunes a todas las c�lulas, la mayor parte de las c�lulas en organismos pluricelulares realizan algunas funciones especiales que otras no efect�an. Por ejemplo, las c�lulas glandulares secretan hormonas, las musculares se contraen y las nerviosas conducen se�ales el�ctricas. Las mol�culas de las c�lulas est�n compuestas por �tomos de un n�mero peque�o de elementos principalmente carbono, hidr�geno, nitr�geno, ox�geno, f�sforo y azufre. Los �tomos de carbono, debido a su reducido tama�o y a sus cuatro electrones de enlace, se pueden unir a otros �tomos de carbono en cadenas y anillos para formar mol�culas grandes y complejas. La mayor parte de las interacciones moleculares en las c�lulas ocurren en soluci�n acuosa y requieren fluctuaciones bastante peque�as de temperatura y acidez. A bajas temperaturas las reacciones son muy lentas, en tanto que las altas temperaturas o la acidez extrema pueden da�ar de manera irreversible la estructura de las mol�culas de prote�na. Aun cambios peque�os en la acidez pueden alterar a las mol�culas y la manera en que interact�an. Los organismos unicelulares y pluricelulares contienen mol�culas que ayudan a mantener la acidez celular dentro de los l�mites necesarios. La c�lula realiza su trabajo mediante los muchos tipos diferentes de mol�culas que ella ensambla, principalmente prote�nas. Las mol�culas de prote�nas son largas, generalmente constituyen cadenas plagadas hechas de 20 tipos distintos de mol�culas de amino�cidos. La funci�n de cada prote�na depende de su secuencia espec�fica de amino�cidos y de la forma que toma la cadena como consecuencia de las atracciones que existen entre sus partes. Algunas de las mol�culas ensambladas ayudan a replicar la informaci�n gen�tica, reparar las estructuras celulares, facilitar a otras mol�culas la entrada o salida de la c�lula y generalmente catalizar y regular las interacciones moleculares. En las c�lulas especializadas, otras mol�culas prote�nicas pueden transportar oxigeno, efectuar contracci�n, responder a est�mulos externos, o proveer material para cabello, u�as y otras estructuras del cuerpo; aun en otras c�lulas, se pueden exportar mol�culas ensambladas para funcionar como hormonas, anticuerpos o enzimas digestivas. Todas las c�lulas de un organismo son descendientes del �vulo �nico fecundado y contienen la misma informaci�n de ADN. A medida que generaciones sucesivas de c�lulas se forman por divisi�n, peque�as diferencias en sus ambientes inmediatos provocan que se desarrollen de manera un poco distinta mediante la activaci�n o desactivaci�n de diferentes partes de la informaci�n de ADN. Las generaciones posteriores de c�lulas se diferencian m�s aun y finalmente maduran en c�lulas tan distintas como glandulares, musculares y nerviosas. Las complejas interacciones entre los innumerables tipos de mol�culas
en la c�lula pueden dar origen a distintos ciclos de actividades,
como crecimiento y divisi�n. El control de los procesos celulares
tambi�n puede venir de afuera: el comportamiento celular puede recibir
la influencia de mol�culas de otras partes del organismo o de otros
organismos (por ejemplo, hormonas y neurotransmisores) que se unen
a la membrana de la c�lula o pasan a trav�s de ella y afectan las
velocidades de reacci�n entre los constituyentes celulares.
INTERDEPENDENCIA DE LA VIDACada especie est� ligada, directa o indirectamente, con una multitud de otras especies en un ecosistema. Las plantas proveen comida, refugio y nidos a otros organismos. Por su parte, muchas plantas dependen de los animales para que las ayuden en la reproducci�n (las abejas polinizan las flores, por ejemplo) y en la adquisici�n de ciertos nutrientes (como minerales en productos de desecho animal). Todos los animales forman parte de cadenas alimentarias que incluyen plantas y animales de otras especies, y en ocasiones de la misma. La relaci�n entre depredador y presa es com�n, con sus herramientas ofensivas para los depredadores dientes, picos, garras, veneno, etc. y sus instrumentos defensivos para las presas camuflaje para esconderse, rapidez para escapar, escudos o espinas para que no los puedan tocar, sustancias irritantes para repeler. Algunas especies llegan a depender mucho de otras (por ejemplo, los pandas o los koalas s�lo pueden comer de cierta clase de �rboles), otras han llegado a adaptarse entre si a tal grado que no podr�an sobrevivir de otra manera (por ejemplo, las avispas que solamente anidan en las higueras y son los �nicos insectos que pueden polinizarlas). Existen tambi�n otras relaciones entre los organismos. Los par�sitos se nutren de sus hu�spedes, a veces con malas consecuencias para los �ltimos. Los animales necr�fagos y los desintegradores se alimentan s�lo de animales y plantas muertos. Y algunos organismos tienen relaciones ben�ficas para ambas partes por ejemplo, las abejas que extraen n�ctar de las flores y de manera incidental transportan polen de una flor a la siguiente, o las bacterias que viven en el intestino humano e incidentalmente sintetizan algunas vitaminas y protegen la mucosa intestinal contra los g�rmenes. Pero la interacci�n de los organismos vivos no se lleva a cabo en un ambiente pasivo. Los ecosistemas est�n determinados por el entorno no vivo de la Tierra y el agua radiaci�n solar, precipitaci�n pluvial, concentraciones minerales, temperatura y topograf�a. El mundo contiene una gran diversidad de condiciones f�sicas, las cuales crean una amplia variedad de ambientes: aguas corrientes y oce�nicas, bosques, desiertos, pastizales, tundras, monta�as y muchos otros. En todos ellos, los organismos utilizan los recursos vitales de la Tierra, cada uno busca su parte en formas espec�ficas que est�n limitadas por otros organismos. En cada parte del ambiente habitable, los diferentes organismos compiten por comida, espacio, luz, calor, agua, aire y abrigo. Las interacciones fluctuantes y eslabonadas de las formas de vida y el entorno componen un ecosistema total; para entender bien cualquier parte de �ste se requiere conocer c�mo interact�a esa porci�n con las dem�s. La interdependencia de los organismos en un ecosistema con frecuencia da por resultado una estabilidad aproximada durante cientos o miles de a�os. A medida que una especie prolifera, es refrenada por uno o m�s factores ambientales: falta de comida y lugares para anidar, aumento de p�rdidas por depredadores o invasi�n de par�sitos. Si ocurre un desastre natural, como una inundaci�n o un incendio, es probable que el ecosistema da�ado se recupere en una serie de etapas que finalmente terminar� en un sistema similar al original. Como muchos sistemas complejos, los ecosistemas suelen presentar
variaciones c�clicas cercanas al estado aproximado de equilibrio.
Sin embargo, a la larga, los ecosistemas se modifican inevitablemente
cuando cambia el clima o cuando aparecen nuevas especies muy diferentes
como resultado de la migraci�n o evoluci�n (o los seres humanos las
introducen de manera inadvertida o deliberada).
FLUJO DE MATERIA Y ENERGÍAA pesar del complejo funcionamiento de los organismos vivos, �stos comparten con todos los dem�s sistemas naturales los mismos principios f�sicos de conservaci�n y transformaci�n de la materia y la energ�a. Durante mucho tiempo, la materia y la energ�a se han transformado entre los organismos vivos y entre ellos y su ambiente f�sico. En estos ciclos a gran escala, la cantidad total de materia y energ�a se mantiene constante, aun cuando su forma y localizaci�n experimenten un cambio continuo. Casi toda la vida en la Tierra se mantiene fundamentalmente por transformaciones de la energ�a solar. Las plantas captan la energ�a del Sol y la utilizan para sintetizar mol�culas complejas ricas en energ�a, sobre todo az�cares, a partir de mol�culas de di�xido de carbono y agua. Estas mol�culas sintetizadas sirven entonces, directa o indirectamente, como una fuente de energ�a para las mismas plantas y por �ltimo para todos los animales y los organismos desintegradores, como bacterias y hongos. Esta es la cadena alimentaria: los organismos que consumen plantas derivan su energ�a y materiales al descomponer las mol�culas de las plantas, las utilizan para sintetizar sus propias estructuras y despu�s estos mismos son consumidos por otros organismos. En cada etapa de la cadena alimentaria se almacena cierta cantidad de energ�a en las estructuras reci�n sintetizadas y otra se disipa en el ambiente en forma de u calor producido por los procesos qu�micos liberadores de energ�a en las c�lulas. Un ciclo similar de energ�a comienza en los oc�anos con la captaci�n de energ�a del Sol por peque�os organismos semejantes a plantas. Cada etapa sucesiva en la cadena alimentaria captura solamente una peque�a fracci�n del contenido energ�tico de los organismos de que se alimenta. Los elementos que forman las mol�culas de los seres vivos se reciclan de manera continua. Entre �stos destacan: carbono, ox�geno, hidr�geno, nitr�geno, azufre, f�sforo, calcio, sodio, potasio y hierro. Estos y otros elementos que se encuentran en mol�culas ricas en energ�a son transferidos a lo largo de toda la cadena alimentaria y finalmente son reciclados por los organismos desintegradores, que los convierten en nutrientes minerales utilizables por las plantas. Aunque a menudo puede haber excesos y d�ficits, la situaci�n en toda la Tierra es que los organismos mueren y se descomponen en la misma proporci�n en que se forma nueva vida. Esto es, la biomasa total se mantiene casi constante, hay un flujo c�clico de materiales de vieja a nueva vida, y existe un flujo irreversible de energ�a de la luz solar captada hacia calor disipado. Al parecer, hace millones de a�os ocurri� una interrupci�n importante en el flujo de energ�a cuando el crecimiento de plantas terrestres y organismos marinos super� a la capacidad de los organismos desintegradores para reciclarlos. Las capas acumuladas de material org�nico rico en energ�a se transformaron gradualmente en carb�n y petr�leo por la presi�n de la tierra suprayacente. La energ�a que se almacen� en su estructura molecular, ahora se puede liberar por combusti�n, y la moderna civilizaci�n depende de cantidades inmensas de energ�a proveniente de esos combustibles f�siles de la tierra. Al quemarlos, se est� pasando finalmente casi toda la energ�a almacenada al entorno en forma de calor. Tambi�n regresan a la atm�sfera en un tiempo relativamente corto grandes cantidades de di�xido de carbono que hab�a sido retirado lentamente durante millones de a�os. La cantidad de vida que cada ambiente puede sustentar est� limitada
por sus recursos b�sicos: la afluencia de energ�a, minerales y agua.
La productividad sostenida de un ecosistema requiere suficiente energ�a
para que se sinteticen nuevos productos, como �rboles y cosechas,
y tambi�n para reciclar completamente los residuos de los viejos (hojas
muertas, aguas residuales, etc.). Cuando la tecnolog�a humana interviene,
los materiales se pueden acumular como desperdicio que no se recicla.
Cuando la afluencia de recursos es insuficiente, se acelera la desecaci�n
de los suelos, la desertizaci�n o el agotamiento de las reservas minerales.
EVOLUCI�N DE LA VIDALas formas de vida que existen en la Tierra hoy en d�a han evolucionado de ancestros comunes, empezando desde los organismos unicelulares m�s simples hace casi cuatro mil millones de a�os. Las ideas modernas de la evoluci�n ofrecen una explicaci�n cient�fica para tres grupos principales de hechos observables acerca de la vida en la Tierra: 1. el enorme n�mero de formas de vida que se observa alrededor; 2. las semejanzas sistem�ticas en la anatom�a y la qu�mica molecular que se nota dentro de esa diversidad, y 3. la secuencia de cambios en f�siles encontrados en capas sucesivas de rocas con una antig�edad de m�s de mil millones de a�os. Desde que se empezaron a registrar f�siles, han aparecido muchas formas nuevas de vida, y la mayor parte de las estructuras antiguas han desaparecido. Las diversas secuencias rastreables de formas anat�micas cambiantes, inferidas a partir de eras de capas de rocas, convencieron a los cient�ficos de que la acumulaci�n de diferencias de una generaci�n a la siguiente ha conducido a la larga a especies tan diferentes entre si, como las bacterias de los elefantes. La evidencia molecular refuerza la evidencia anat�mica de los f�siles y provee detalles adicionales acerca de la secuencia en la cual varias descendencias derivan unas de otras. Aunque los detalles de la historia de la vida en la Tierra siguen ensambl�ndose a partir de la evidencia geol�gica, anat�mica y molecular, en general concuerdan los rasgos principales de esta historia. Al principio, las mol�culas simples pudieron haber formado mol�culas complejas que finalmente se convirtieron en c�lulas capaces de autorreplicarse. La vida sobre la Tierra ha existido durante tres mil millones de a�os. Durante los primeros dos mil millones de a�os de vida, solamente existieron microorganismos algunos de ellos al parecer muy semejantes a las bacterias y algas actuales. Con el desarrollo de c�lulas nucleadas hace aproximadamente mil millones de a�os, hubo un gran incremento en el ritmo de evoluci�n de organismos pluricelulares cada vez m�s complejos. Desde entonces, el ritmo de evoluci�n de nuevas especies ha sido desigual, lo que tal vez refleje los �ndices variables de cambio en el ambiente f�sico Un concepto central de la teor�a de la evoluci�n es la selecci�n natural, que surge de tres principios bien establecidos: 1. existe cierta variaci�n de las caracter�sticas hereditarias dentro de cada especie de organismos; 2. algunas de estas caracter�sticas les dar�n a los individuos una ventaja sobre otros para sobrevivir hasta la madurez y la reproducci�n, y 3. esos individuos quiz� ser�n m�s proclives a tener mayor descendencia, lo cual les dar� mayor probabilidad de sobrevivir y reproducirse que otros. El posible resultado es que al paso de generaciones sucesivas, tender� a incrementarse la proporci�n de individuos con caracter�sticas ventajosas heredadas. Las caracter�sticas seleccionables pueden incluir detalles de bioqu�mica, como la estructura molecular de las hormonas o las enzimas digestivas, y rasgos anat�micos que se presentan en el desarrollo de los organismos, como el tama�o de los huesos o la longitud del pelo. Tambi�n pueden incluir caracter�sticas m�s sutiles determinadas por la anatom�a, como la agudeza visual o la eficiencia en el bombeo del coraz�n. Ya sea por medios bioqu�micos o anat�micos, las caracter�sticas seleccionables tambi�n pueden influir en el comportamiento, como tejer determinada forma de telara�a, preferir ciertas caracter�sticas en un compa�ero, o manifestar disposici�n para cuidar la descendencia. Pueden aparecer nuevas caracter�sticas hereditarias como resultado de nuevas combinaciones o mutaciones de los genes de los progenitores. A menos que sean mutaciones en el ADN de las c�lulas sexuales de un organismo, las caracter�sticas que resultan de acontecimientos durante la vida de un organismo no pueden transmitirse biol�gicamente a la generaci�n siguiente. As�, por ejemplo, los cambios causados por uso o desuso de una estructura o funci�n en un individuo, o por alteraciones en su ambiente, no pueden propagarse por selecci�n natural. Por su propia naturaleza, es probable que la selecci�n natural d� lugar a organismos con caracter�sticas que est�n bien adaptadas para sobrevivir en ambientes espec�ficos. Aun as�, especialmente en poblaciones peque�as, puede resultar en una propagaci�n de caracter�sticas hereditarias que no tienen ventaja o desventaja inherentes de sobrevivencia o reproducci�n. Adem�s, cuando un ambiente cambia (en este sentido, otros organismos son tambi�n parte del entorno), la ventaja o desventaja de caracter�sticas puede tambi�n cambiar. Por tanto, la selecci�n natural no necesariamente resulta en progreso de largo plazo ni en una cierta direcci�n. La evoluci�n construye sobre lo que ya existe, de tal forma que adem�s de la variedad que ya existe, puede haber m�s. La acci�n continua de la selecci�n natural sobre nuevas caracter�sticas y en ambientes cambiantes, una y otra vez durante millones de a�os, ha producido una sucesi�n de diversas especies nuevas. La evoluci�n no es una escala en la que las formas m�s bajas son reemplazadas por formas superiores, con los humanos emergiendo finalmente en la cima de las especies m�s avanzadas. M�s bien es como un arbusto: muchas ramas emergieron hace mucho tiempo, algunas de ellas han muerto, otras han sobrevivido aparentemente con poco o ning�n cambio durante a�os, y otras m�s se han ramificado repetidamente, dando origen a veces a organismos m�s complejos. El concepto moderno de la evoluci�n ofrece un principio unificante
para entender la historia de la vida en la Tierra, las relaciones
entre los seres vivos y la dependencia de la vida respecto del ambiente
f�sico. Aunque todav�a es poco claro c�mo funciona la evoluci�n en
cada detalle, el concepto est� tan bien establecido que provee una
estructura para organizar la mayor parte del conocimiento biol�gico
en una descripci�n coherente. |
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