![]() |
![]() |
![]() |
|
Capítulo 10: PERSPECTIVAS HIST�RICAS
Capítulo 10: PERSPECTIVAS HISTÓRICASExisten dos razones principales para incluir alg�n conocimiento sobre la historia entre las recomendaciones. Una es que las generalizaciones acerca de c�mo trabaja la empresa cient�fica pudiera estar vac�a sin ejemplos concretos. Consid�rense, por ejemplo, las proposiciones de que las nuevas ideas est�n limitadas por el contexto en el cual se conciben; a menudo son rechazadas por el establishment cient�fico; a veces nacen de hallazgos inesperados; y generalmente crecen con lentitud a trav�s de contribuciones de muchos investigadores diferentes. Sin ejemplos hist�ricos, estas generalizaciones no serian m�s que consignas, por mucho que se recuerden. Para este prop�sito, puede seleccionarse cualquier n�mero de episodios. Una segunda raz�n es que algunos acontecimientos en la historia del desarrollo cient�fico son de suma importancia para la herencia cultural. �stos incluyen ciertamente el papel de Galileo al cambiar la percepci�n del sitio que ocupa la humanidad en el universo; la demostraci�n de Newton de que las mismas leyes del movimiento se aplican tanto en la Tierra como en el cielo; las largas observaciones de Darwin sobre la variedad y la relaci�n de las formas de vida que lo llevaron a postular el mecanismo por el cual llegaron a desarrollarse; la cuidadosa documentaci�n de Lyell de la incre�ble edad de la Tierra; y el estudio de Pasteur de la enfermedad infecciosa causada por organismos peque�os que pudieron ser vistos solamente con un microscopio. Estas historias constituyen algunos de los hitos del desarrollo de todo el pensamiento en la civilizaci�n occidental. Todas las culturas han incluido estudios sobre la naturaleza el movimiento de cuerpos celestes, el comportamiento de los animales; las propiedades de los materiales, las propiedades medicinales de las plantas, etc. Las recomendaciones en este cap�tulo se enfocan en el desarrollo de la ciencia, las matem�ticas y la tecnolog�a en la cultura occidental, pero no en c�mo �ste tom� ideas de las culturas primitivas egipcia, china, griega y ar�bica. Las ciencias consideradas en este informe son parte de una gran tradici�n de pensamiento que se ha desarrollado en Europa en los �ltimos 500 a�os una tradici�n a la cual contribuye hoy gente de todas las culturas. El �nfasis aqu� se encuentra en diez narraciones de descubrimientos
y cambios significativos que ejemplifican la evoluci�n y el impacto
del conocimiento cient�fico: 1. la Tierra planetaria, 2. la gravitaci�n
universal, 3. la relatividad, 4. la edad geol�gica, 5. la tect�nica
de placas, 6. la conservaci�n de la materia, 7. la radiactividad y
la fisi�n nuclear, 8. la evoluci�n de las especies, 9. la naturaleza
de la enfermedad, y 10. la revoluci�n industrial. Aun cuando otras
elecciones pueden ser igualmente v�lidas, �stas se adecuan claramente
a nuestro doble criterio de ejemplificar temas hist�ricos y tener
un destacamiento cultural.
LA TIERRA DEJA DE SER EL CENTRO DEL UNIVERSOPara los observadores sobre la Tierra parece que �sta se mantiene quieta y todo lo dem�s se mueve a su alrededor. As�, al tratar de imaginar c�mo funciona el universo, le dio un buen sentido a la gente en �pocas antiguas para iniciar con estas verdades aparentes. Los antiguos pensadores griegos, en especial Arist�teles, establecieron un patr�n que dur� 2 000 a�os aproximadamente: una gran Tierra estacionaria en el centro del universo, y puestos alrededor de �sta el Sol, la Luna, y peque�as estrellas ordenadas en una esfera perfecta, con todos estos cuerpos orbitando en c�rculos perfectos a velocidades constantes. Poco despu�s del comienzo de la Era cristiana, el concepto b�sico fue transformado en un modelo matem�tico poderoso por un astr�nomo egipcio, Ptolomeo. Su modelo de movimientos circulares perfectos sirvi� bien para predecir las posiciones del Sol, la Luna y las estrellas. Tambi�n explic� algunos de los movimientos en el espacio que parec�an claramente irregulares. Unas pocas "estrellas errantes" (los planetas) no parec�an girar perfectamente alrededor de la Tierra, sino que m�s bien cambiaban su velocidad, y a veces iban en reversa, siguiendo trayectorias de vueltas desiguales. Este comportamiento fue explicado en el modelo de Ptolomeo a�adiendo m�s c�rculos, los cuales giraban sobre los c�rculos principales. En los siglos siguientes, conforme los datos astron�micos se acumulaban y llegaban a ser m�s precisos, este modelo fue refinado y complicado por muchos astr�nomos, incluyendo �rabes y europeos. Por muy inteligentes que fueran los refinamientos en los modelos de c�rculos perfectos, no implicaban ninguna explicaci�n f�sica de por qu� los cuerpos celestes deb�an moverse de esa manera. Los principios del movimiento en el espacio se consideraron muy diferentes de los del movimiento en la Tierra. Poco despu�s del descubrimiento de Am�rica, un astr�nomo polaco llamado Nicol�s Cop�rnico, contempor�neo de Mart�n Lutero y Leonardo da Vinci, propuso un modelo diferente del universo. Descartando la premisa de una Tierra estacionaria, demostr� que si �sta y todos los planetas giraran alrededor del Sol, el movimiento aparentemente err�tico de los planetas pod�a explicarse en una forma intelectualmente m�s satisfactoria. Pero el modelo de Cop�rnico todav�a usaba movimientos circulares perfectos y era casi tan complicado como el viejo modelo de la Tierra en el centro. Adem�s, su modelo violaba las nociones de sentido com�n prevalecientes acerca del mundo; tal modelo requiera que la Tierra, aparentemente inm�vil, girara por completo sobre su eje una vez al d�a, que el universo fuera mucho m�s grande de lo que se hab�a imaginado, y lo peor de todo que la Tierra se convirtiera en un lugar com�n perdiendo su posici�n en el centro del universo. M�s tarde, se pens� que una tierra que orbitara y girara era incompatible con algunos pasajes b�blicos. La mayor�a de los eruditos notaron muy poca ventaja en un modelo con el Sol en el centro, y un costo muy alto si renunciaban a muchas otras ideas asociadas con el modelo tradicional de la Tierra en el centro. A medida que las mediciones astron�micas continuaron haci�ndose m�s precisas, lleg� a ser claro que ni el heliocentrismo ni el geocentrismo podr�an funcionar mientras todos los dem�s cuerpos tuvieran un movimiento circular uniforme. Un astr�nomo alem�n, Johannes Kepler, coet�neo de Galileo, desarroll� un modelo matem�tico del movimiento planetario que descartaba ambas premisas tan respetables una Tierra estacionaria y un movimiento circular. Postul� tres leyes, la m�s revolucionar�a de las cuales fue que los planetas se mueven naturalmente en �rbitas el�pticas a velocidades variables pero predecibles. A pesar de que esta ley result� ser correcta, los c�lculos para las elipses eran dif�ciles con las matem�ticas conocidas en ese tiempo, y Kepler no ofreci� ninguna explicaci�n de por qu� los planetas se mov�an de esa forma. Las muchas contribuciones del cient�fico italiano Galileo, quien fue coet�neo de Shakespeare y Rubens, fueron de gran importancia en el desarrollo de la f�sica y la astronom�a. Como astr�nomo, construy� y utiliz� el telescopio reci�n inventado para estudiar el Sol. la Luna, los planetas y las estrellas, y realiz� un sinn�mero de descubrimientos que apoyaron la idea b�sica de Cop�rnico del movimiento planetario. Probablemente el m�s distinguido de �stos fue el hallazgo de cuatro lunas que giraban alrededor del planeta J�piter, demostrando que la Tierra no era el �nico centro de movimiento celeste. Con el telescopio, tambi�n descubri� los inexplicables fen�menos de los cr�teres y las monta�as en la Luna, las manchas en el Sol, las fases de Venus parecidas a las lunares, y un gran n�mero de estrellas invisibles para un ojo normal. Otra gran contribuci�n de Galileo a la revoluci�n cosmol�gica fue
divulgar sus descubrimientos, en una forma y lenguaje accesibles a
todas las personas educadas de su �poca. Tambi�n refut� muchos argumentos
populares en contra de una Tierra que estuviera en �rbita y girara
sobre su eje, y mostr� inconsistencias en la explicaci�n del movimiento
de Arist�teles. Las cr�ticas del clero, que a�n cre�a en el modelo
de Ptolomeo, as� como el juicio posterior de Galileo llevado a cabo
por la Inquisici�n por sus supuestas creencias her�ticas, s�lo llamaron
la atenci�n y de esa forma aceleraron el proceso de cambio de las
ideas generalmente aceptadas que constitu�an el sentido com�n. Tambi�n
aparecieron algunas de las tensiones inevitables que van ligadas a
la propuesta cient�fica de conceptos radicalmente nuevos.
UNI�N DEL CIELO Y LA TIERRAPero le correspondi� a Isaac Newton, un cient�fico ingl�s, unir todos esos hilos, e ir m�s all� para crear la idea del nuevo universo. En su libro Principios matem�ticos de la filosof�a natural, publicado a fines del siglo XV1I y destinado a ser uno de los m�s influyentes de todos los tiempos, Newton present� un modelo matem�tico impecable del mundo, en el que reuni� el conocimiento del movimiento de los objetos en la Tierra y el de los movimientos distantes de los cuerpos celestes. El mundo newtoniano fue sorpresivamente sencillo: utilizando unos cuantos conceptos clave (masa, momento, aceleraci�n y fuerza), tres leyes del movimiento (inercia, la dependencia de la aceleraci�n de la fuerza y la masa, y la acci�n y reacci�n), y la ley matem�tica de c�mo la fuerza gravitatoria entre todas las masas depende de la distancia, Newton fue capaz de dar explicaciones rigurosas para el movimiento de la Tierra en el espacio. Con este simple conjunto de ideas pudo explicar las �rbitas observadas de los planetas y las lunas, el movimiento de los cometas, el movimiento irregular de la Luna, el movimiento de los objetos que caen sobre la superficie terrestre, el peso, las mareas oce�nicas y la ligera comba ecuatorial del planeta. Newton hizo a la Tierra parte de un universo entendible, un universo elegante en su simplicidad y majestuoso en su arquitectura un universo que marchaba autom�ticamente por si mismo seg�n la acci�n de las fuerzas entre sus partes. El sistema newtoniano prevaleci� como una perspectiva cient�fica y filos�fica del mundo durante 200 a�os. Su pronta aceptaci�n fue asegurada de manera espectacular por la verificaci�n del pron�stico de Edmund Halley, hecha muchos a�os antes, de que cierto cometa reaparecer�a en una fecha espec�fica, calculada a partir de los principios de Newton. La creencia en el sistema de Newton fue reforzada continuamente por su utilidad en la ciencia y las tareas pr�cticas, hasta (e incluyendo) la exploraci�n del espacio en el siglo XX. Las teor�as de la relatividad de Albert Einstein revolucionar�as por derecho propio no derrocaron el mundo de Newton, pero modificaron algunos de sus conceptos m�s fundamentales. La ciencia de Newton fue tan exitosa que su influencia se expandi� m�s all� de la astronom�a y la f�sica. Los principios f�sicos y la forma matem�tica de Newton de derivar consecuencias a partir de todos ellos se convirtieron en el modelo para todas las dem�s ciencias. La creencia creci� a tal grado que lleg� a pensarse que toda la naturaleza pod�a ser explicada en t�rminos f�sicos y matem�ticos y consecuentemente �sta pod�a funcionar por s� misma, sin la ayuda o atenci�n de los dioses aunque el mismo Newton ve�a a la f�sica como una demostraci�n de que la mano de Dios actuaba sobre el universo. Los pensadores sociales consideraron que aun los gobiernos pod�an dise�arse como un sistema solar newtoniano, con un equilibrio de fuerzas y acciones que asegurar�an la operaci�n regular y la estabilidad a largo plazo. Los fil�sofos dentro y fuera de la ciencia tuvieron problemas por
la implicaci�n de que si cualquier cosa, desde estrellas hasta �tomos,
funcionaba de acuerdo con leyes mec�nicas precisas, la idea humana
del libre albedr�o podr�a ser s�lo una ilusi�n. �Podr�a toda la historia
humana, desde pensamientos hasta cataclismos sociales, ser solamente
el drama de una secuencia de acontecimientos completamente determinados?
Los pensadores sociales expusieron preguntas acerca del libre albedr�o
y la organizaci�n de los sistemas sociales que fueron debatidas de
manera amplia en los siglos XVIII y XIX. En el siglo XX, la aparici�n
de una incertidumbre en el comportamiento b�sico de los �tomos alivi�
algunas de estas preocupaciones pero tambi�n plante� nuevas cuestiones
filos�ficas.
RELACI�N ENTRE LA MATERIA Y LA ENERG�A, Y ENTRE EL TIEMPO Y EL ESPACIOAunque fue tan elaborada y exitosa, la concepci�n newtoniana del mundo finalmente sufri� algunas revisiones fundamentales a inicios del siglo XX. En la tercera d�cada de su vida, el alem�n de nacimiento Albert Einstein public� ideas te�ricas que hicieron contribuciones revolucionarias al entendimiento de la naturaleza. Una de �stas fue la teor�a especial de la relatividad, en la que Einstein consider� que el tiempo y el espacio eran dimensiones estrechamente relacionadas, al contrario de lo que Newton hab�a pensado, que eran dimensiones del todo distintas. La teor�a de la relatividad tuvo bastantes implicaciones sorprendentes. La primera es que la medida de la velocidad de la luz es la misma para todos los observadores, sin importar c�mo se muevan ellos o la fuente de luz. Adem�s, la velocidad de la luz en el espacio vac�o es la mayor posible nada puede ser acelerado a mayor velocidad u observado movi�ndose m�s r�pido. La teor�a especial de la relatividad se conoce mejor por afirmar la equivalencia de masa y energ�a es decir, cualquier forma de energ�a tiene masa, y la propia materia es una forma de energ�a. Esto est� expresado en la famosa ecuaci�n E = mc2, donde E representa la energ�a, m la masa, y c la velocidad de la luz. Partiendo de que c es aproximadamente 300 000 kil�metros por segundo, la transformaci�n de siquiera una peque�a cantidad de masa libera una enorme cantidad de energ�a. Esto es lo que ocurre en las reacciones de fisi�n nuclear, que producen energ�a cal�rica en los reactores, y tambi�n en las reacciones de fusi�n nuclear, que producen la energ�a emitida por el Sol. Cerca de una d�cada m�s tarde, Einstein public� lo que se considera
su corolario y uno de los logros m�s profundos de la mente humana
en toda la historia: la teor�a de la relatividad general. �sta tiene
que ver con la relaci�n entre la gravedad, el tiempo y el espacio,
en la cual la fuerza gravitacional de Newton se interpreta como una
distorsi�n en la geometr�a del espacio y el tiempo. La teor�a de la
relatividad ha sido probada una y otra vez por pron�sticos basados
en �sta, y nunca ha fallado, ni existe una teor�a m�s poderosa en
la arquitectura del universo que la reemplace. Pero muchos f�sicos
est�n buscando formas de descubrir una teor�a a�n m�s completa, una
teor�a que vincule la relatividad general con la teor�a cu�ntica del
comportamiento at�mico.
EXTENSI�N DEL TIEMPODurante la mayor parte de la historia de la humanidad, la edad de la Tierra no fue un problema. Hasta el siglo XIX, en cada una de las culturas occidentales se cre�a que la Tierra ten�a solamente unos cuantos miles de a�os, y que su faz estaba fija las monta�as, valles, oc�anos y r�os estuvieron siempre desde su creaci�n instant�nea. De vez en cuando, las personas especulaban sobre la posibilidad de que la superficie terrestre hubiera sido moldeada por alg�n tipo de procesos de cambio lento que pudieran ser observados; en ese caso, la Tierra podr�a ser m�s antigua de lo que la mayor parte de la gente cre�a. Silos valles fueron formados por la erosi�n de los r�os, y las rocas sedimentarias se originaron de capas de sedimento producidas por la erosi�n, se puede estimar que se han necesitado millones de a�os para producir el paisaje de ahora. Pero este argumento tuvo un progreso muy gradual hasta que el ge�logo ingl�s Charles Lyell public� la primera edici�n de su obra maestra, Principios de geolog�a, a inicios del siglo XIX. El �xito del libro de Lyell result� de la abundancia de observaciones de los patrones de las capas de roca en las monta�as y los lugares de varios tipos de f�siles, y del razonamiento riguroso que utiliz� para extraer inferencias de estos datos. Principios de geolog�a pas� por muchas ediciones y fue utilizado por varias generaciones de estudiantes de la disciplina, quienes llegaron a aceptar la filosof�a de Lyell y adoptaron sus m�todos de investigaci�n y razonamiento. Adem�s, el libro de Lyell tambi�n influy� en Charles Darwin, quien lo ley� mientras estudiaba la diversidad de las especies en sus viajes por el mundo. A medida que Darwin desarrollaba su concepto de la evoluci�n biol�gica, adopt� las premisas de Lyell acerca de la edad de la Tierra y el estilo de �ste de apoyar su argumento con una fuerte evidencia. Como ocurre a menudo en la ciencia, la nueva perspectiva revolucionaria
de Lyell, que abri� el pensamiento acerca del mundo, tambi�n vino
a restringir el suyo propio. Lyell adopt� la idea de un cambio muy
lento, que implicaba que la Tierra nunca se alteraba en forma s�bita
y de hecho no hab�a cambiado en muchas de sus caracter�sticas generales,
con ciclos perpetuos a trav�s de secuencias de modificaciones en peque�a
escala. Sin embargo, la nueva evidencia continu� acumul�ndose; a mediados
del siglo XX, los ge�logos creyeron que tales ciclos menores fueron
solamente parte de un proceso complejo que tambi�n incluy� modificaciones
bruscas o incluso catacl�smicas y una evoluci�n a largo plazo hasta
nuevas etapas.
MOVIMIENTO DE LOS CONTINENTESTan pronto como empezaron a aparecer los mapas legítimamente
exactos sobre el mundo, algunas personas notaron que los continentes
de Africa y Sudamérica parecían encajar juntos, como
un rompecabezas gigante. ¿Podrían haber sido alguna
vez parte de una gran masa gigante de tierra que se rompió
en varias partes y después derivaron apartándose? La
idea fue sugerida una y otra vez, pero fue rechazada por falta de
evidencia. Esa especulación parecía fantástica
en vista del tamaño, la masa y la rigidez de los continentes
y las cuencas oceánicas y su inmovilidad aparente. Sin embargo, a principios del siglo XX, la idea fue introducida de
nuevo por el científico alemán Alfred Wegener, con evidencias:
los contornos de los bordes submarinos de los continentes encajaban
aún mejor que los de las superficies; las plantas, animales
y fósiles en los bordes del continente eran como los que se
encontraban en el borde del continente correspondiente; y lo más
importante las mediciones mostraban que Groenlandia y Europa se fueron
separando con lentitud. Aun así, la idea tuvo poca aceptación,
y una oposición fuerte, hasta que con el desarrollo de nuevas
técnicas e instrumentos se acumuló más evidencia.
Se descubrieron más correspondencias en los taludes continentales
y las características oceánicas por la exploración
de la forma y composición del suelo del océano Atlántico,
la cronología radiactiva de los continentes y sus placas, y
el estudio de muestras de rocas profundas de los taludes continentales
y las fallas geológicas. Para 1960, una gran cantidad y variedad de datos fueron consistentes
con la idea de que la corteza terrestre estaba constituida por unas
cuantas placas inmensas que se mueven lentamente, sobre las que flotan
los continentes y cuencas oceánicas. El argumento más
difícil de vencer que la superficie de la Tierra es demasiado
rígida para que los continentes se muevan se había probado
que era incorrecto. El interior caliente de la Tierra produce una
capa de roca fundida debajo de las placas, las cuales son movidas
por las comentes de convección en la capa. En los años
sesenta, la deriva continental, en la forma de una teoría de
la tectónica de placas, llegó a ser aceptada ampliamente
por la ciencia y proporcionó a la geología un concepto
unificador poderoso. La teoría de la tectónica de placas fue aceptada finalmente
porque fue apoyada por la evidencia y porque explicó todo lo
que antes había sido oscuro y controversial. Fenómenos
tan diversos, y al parecer sin relación, como terremotos, volcanes,
la formación de sistemas montañosos y océanos,
la contracción del Pacifico y la ampliación del Atlántico,
e inclusive algunos cambios mayores en el clima de la Tierra, pueden
verse ahora como consecuencia del movimiento de las placas de la corteza
terrestre.
COMPRENSIÓN DE LA NATURALEZA DEL FUEGODurante la mayor parte de la historia humana, se pensó que
el fuego era uno de los cuatro elementos básicos junto con
la Tierra, el agua y el aire de los que todo estaba hecho. Se creía
que al quemar materiales, éstos liberaban el fuego que ya contenían.
Hasta el siglo XVIII, imperó la teoría científica
de que cuando un objeto se quemaba, emitía una sustancia que
liberaba peso. Esta concepción confirmaba lo que la gente veía:
cuando un pedazo de madera pesado era quemado, todo lo que quedaba
era un residuo de cenizas ligeras. Para un cambio tan radical, la aceptación de la nueva química
fue relativamente rápida. Una razón fue que Lavoisier
ideó un sistema para nombrar las sustancias y describir sus
reacciones. Ser capaz de hacer esos enunciados explícitos fue
un paso importante para que se impulsaran estudios cuantitativos e
hizo posible la diseminación amplia de estudios químicos
sin ambigüedad. Además, la combustión llegó
a ser vista simplemente como un ejemplo de una categoría de
reacciones químicas oxidación, en la cual el oxigeno
se combina con otros elementos o compuestos y libera energía.
DIVISI�N DEL �TOMOUn nuevo capítulo en el entendimiento de la estructura de la materia comenzó a finales del siglo XIX, en Francia, con el descubrimiento accidental de que un compuesto de uranio de alguna forma oscureció una placa fotográfica envuelta, no expuesta. Así comenzó una búsqueda científica para la explicación de esta "radiactividad". La investigadora pionera en esta nueva área fue María Curie, una científica polaca casada con el físico francés Pierre Curie. Creyendo que la radiactividad que contenían los minerales de uranio provenía de cantidades muy pequeñas de una sustancia altamente radiactiva, María Curie intentó, en una serie de pasos químicos, producir una muestra pura de la sustancia para identificarla. Su esposo puso a un lado su propia investigación para ayudar en la enorme tarea de separar una pizca elusiva de entre una cantidad inmensa de materia prima. El resultado fue el descubrimiento de dos nuevos elementos, ambos muy radiactivos, a los cuales se les llamó polonio y radio. Los Curie, quienes ganaron el Premio Nobel de física por su investigación de la radiactividad, decidieron no explotar sus descubrimientos comercialmente. De hecho, pusieron el radio a disposición de la comunidad científica para que se pudiera investigar aún más la naturaleza de la radiactividad. Después de que Pierre Curie murió, María Curie continuó su investigación, confiando en que podría salir adelante a pesar del gran prejuicio contra las mujeres en la ciencia física. Ella tuvo éxito: ganó el Premio Nobel de química en 1911, llegando a ser la primera persona en obtener ese galardón por segunda vez. Mientras tanto, otros científicos con muchas más facilidades
que las que María Curie tenía disponibles, fueron haciendo
descubrimientos importantes acerca de la radiactividad y proponiendo
nuevas teorías atrevidas acerca de ésta. Ernest Rutherford,
un físico británico nacido en Nueva Zelanda, se convirtió
de la noche a la mañana en el líder de este campo de
rápidos avances. Él y sus colegas descubrieron que la
radiactividad que ocurre naturalmente en el uranio consiste en que
un átomo de éste emite una partícula que se convierte
en un átomo de helio, que es un elemento muy ligero, y que
lo que queda no es un átomo de uranio sino un átomo
un poco más ligero de un elemento diferente. Investigaciones
posteriores indicaron que esta transmutación es una de una
serie que termina en un isótopo estable de plomo. El radio
era sólo un elemento de la serie radiactiva. Pero la historia del uranio estaba lejos de terminar. Justo antes
de la Segunda Guerra Mundial, varios científicos alemanes y
austríacos demostraron que cuando el uranio es radiado por
neutrones, Debido a que la fisión también libera algunos neutrones
extra, los cuales pueden inducir más fisiones, parecía
posible que ocurriera una reacción en cadena, liberando continuamente
grandes cantidades de energía. Durante la segunda Guerra Mundial,
un equipo de científicos de los Estados Unidos de América
dirigidos por el físico italiano Enrico Fermi, demostró
que si se acumulaba el uranio suficiente bajo condiciones cuidadosamente
controladas, en efecto, podría sostenerse una reacción
en cadena. Este descubrimiento se convirtió en la base de un
proyecto secreto del gobierno estadounidense para desarrollar armas
nucleares. Para el final de la guerra, el poder de una descontrolada
reacción de fisión había sido demostrada por
la explosión de dos bombas estadounidenses sobre Japón.
Desde la guerra, la fisión ha continuado siendo el componente
principal de las armas nucleares estratégicas desarrolladas
por muchos países, y ha sido utilizada de manera amplia en
la liberación controlada de energía para su transformación
en fluido eléctrico.
EXPLICACI�N DE LA DIVERSIDAD DE LA VIDALa revolución intelectual iniciada por Darwin provocó
grandes debates. Un problema fue cómo explicar científicamente
la gran diversidad de organismos vivos y organismos previos evidentes
en el registro de fósiles. Era bien sabido que la Tierra estaba
poblada por miles de organismos diferentes, y había abundantes
pruebas de que alguna vez habían existido muchos tipos de especies
que se habían extinguido. ¿Cómo llegaron todos
aquí? Antes de la Era de Darwin, la opinión prevaleciente
era que las especies no cambiaban, sino que desde el comienzo del
tiempo, todas las especies conocidas habían sido exactamente
como eran en el presente. Probablemente, en raras ocasiones una especie
entera podía desaparecer debido a alguna catástrofe
o por perder contra otras especies en la competencia por comida; pero
no podían aparecer otras nuevas. Sin embargo, a principios del siglo XIX, la idea de la evolución
de las especies estaba comenzando a surgir. Una línea de pensamiento
fue que los organismos podían cambiar ligeramente durante sus
vidas en respuesta a condiciones ambientales, y que estos cambios
podían trasmitirse a su descendencia. (Por ejemplo, una de
las opiniones era que. las jirafas. por estirarse para alcanzar las
hojas altas de los árboles, durante generaciones sucesivas
habían desarrollado cuellos largos.) Darwin ofreció
una teoría de evolución muy diferente: dijo que las
variaciones hereditarias entre los individuos de una especie hacían
a algunos más capaces que otros para sobrevivir y tener descendencia,
y que ésta podía heredar tales ventajas. Por generaciones
sucesivas, las características ventajosas podrían excluir
a otras en determinadas circunstancias, y de ese modo dar origen a
nuevas especies. DESCUBRIMIENTO DE LOS G�RMENESA través de la historia, la gente ha creado explicaciones
para las enfermedades. Muchas de éstas se han considerado de
origen espiritual un castigo por los pecados de una persona o como
el comportamiento caprichoso de los dioses o los espíritus.
Desde tiempos antiguos, la teoría biológica más
comúnmente sostenida fue que la enfermedad era atribuible a
algún tipo de desequilibrio de los humores del cuerpo (líquidos
hipotéticos que fueron descritos por sus efectos, pero no fueron
identificados químicamente). Por tanto, durante miles de años
el tratamiento de la enfermedad consistió en suplicar a los
poderes sobrenaturales a través de ofrendas, sacrificio o rezos,
o tratando de ajustar los humores del cuerpo induciendo el vómito
o provocando hemorragia o purgas. Sin embargo, la introducción
de la teoría de los gérmenes en el siglo XIX cambió
radicalmente la explicación de la causa de las enfermedades,
así como la naturaleza de su tratamiento. Las consecuencias de la aceptación de la teoría de
la enfermedad causada por gérmenes fueron significativas, tanto
para la ciencia como para la sociedad. Los biólogos se dedicaron
a la identificación e investigación de microorganismos,
descubriendo miles de bacterias y virus diferentes y adquiriendo un
entendimiento más profundo de las interacciones entre éstos.
El resultado práctico fue un cambio gradual en las prácticas
de salud humana, el manejo seguro de agua y alimentos; la pasteurización
de la leche, el uso de medidas sanitarias, cuarentena, inmunización
y procedimientos quirúrgicos antisépticos, tanto como
la eliminación casi total de algunas enfermedades. Hoy, la
tecnología moderna de imagen de alto poder y la biotecnología
hacen posible investigar cómo los microorganismos causan la
enfermedad, cómo el sistema inmunitario los combate y cómo
pueden manipularse genéticamente. El término "revolución industrial" se refiere
a un largo periodo en la historia durante el cual ocurrieron grandes
cambios en la manera en que se hacían las cosas y en cómo
estaba organizada la sociedad. La transformación fue de una
economía rural manual a una economía urbana manufacturera. En sentido estricto, la revolución industrial se refiere a
un episodio particular en la historia. Pero viéndola desde
una perspectiva más amplia, está lejos de terminar.
Desde su comienzo en la Gran Bretaña, la industrialización
se extendió en algunas partes del mundo más rápido
que en otras, y sólo ahora está alcanzando a algunas
de ellas. Conforme se extiende a nuevos países, sus efectos
económicos, políticos y sociales suelen ser tan drásticos
como los que ocurrieron en el siglo XIX en Europa y los Estados Unidos
de América, pero con las consecuencias adaptadas a las circunstancias
locales y temporales. |
|||
Copyright © 1989, 1990 by American Association for the Advancement of Science |